Proyectos Arquitectónicos ZUMTHOR
La toma de conciencia está de vuelta a la arquitectura en el sentido tradicional de construir cosas.
Biografía Peter Zumthor (Basilea, 26 de abril de 1943) es un arquitecto suizo, ganador del premio Pritzker en 2009 y uno de los arquitectos más importantes e influyentes del panorama actual.
Después estudió diseño industrial en Nueva York, en el Instituto Pratt de Arte y Diseño, pero nunca se graduó como arquitecto , algo de lo que hoy, al parecer, se enorgullece. Le encanta quejarse de que hoy en día los arquitectos jóvenes, que se apoyan en sus computadoras, “no saben cómo se construyen las cosas” y “han perdido la percepción de la escala”. Su estudio es famoso por producir las más extravagantes maquetas en cera, plomo, aluminio y arcilla, a veces a escala real , e instalarlas de modo que los clientes puedan caminar entre ellas y de modo que Zumthor pueda ver cómo un diseño se mantiene en pie durante meses o años.
Y hace poco, él me dijo que consideraba que el premio era un reflejo de “una nueva orientación, la vuelta a la tierra, la vuelta a lo real, a la arquitectura en el sentido tradicional de construir cosas”. Y agregó: “yo creo que esa toma de conciencia está de vuelta”. Tal vez. en todo caso, como diseñador de algunos de los más sutiles y admirados edificios del último cuarto de siglo, Zumthor casi nunca trabajó en la oscuridad. Pero ha renunciado a ser una persona rimbombante, un andariego célebre. Y se ha colocado aparte, y según él cree, algo por encima de sus colegas más famosos. Aun desde una perspectiva superficial, sus obras difieren de las de Frank Gehry o Zaha Hadid o Jean Nouvel o Norman Foster porque no son ostentosas.
Muchas veces no capturan al espectador a la primera mirada, porque son concebidas desde el interior hacia el exterior , por lo general a lo largo de varios años de esforzado trabajo. Además, como Zumthor dirige un estudio pequeño y no delega ni siquiera la elección de un picaporte, no ha aceptado muchos proyectos y la mayor parte de los que realizó no son muy grandes.
Como escribió el crítico suizo Peter Ruedi, esos resultados podrían llevar a muchas personas a confundir a Zumthor con “un asceta”. Pero “él es todo lo contrario”, puntualizó acertadamente Ruedi, “el es un esencialista de lo sensual.”
Escaleras abajo, en un edificio, los arquitectos sudan tinta sobre los modelos para sus proyectos casi siempre excéntricos: por ejemplo, un monumento conmemorativo dedicado a las brujas en la región más septentrional de Noruega y un hotel de 48 habitaciones en pleno desierto de Chile, a unos 5 km por sobre el nivel del mar, y a gran distancia de cualquier otra vivienda humana.
El plano de Zumthor para el hotel se asemeja a un buñuelo aplastado, cosa que recordé cierta noche, cuando puntualizó, después de un par de tragos, que si bien su obra “se aproxima a Le Corbusier porque compartimos la misma cultura”, él desearía “hacer un diseño en la escala de Oscar Niemeyer ”.
Su obra más celebrada: un spa municipal, conectado con un hotel en Vals
“Yo creo en el valor espiritual del arte, siempre que no sea excluyente”, dijo. Y remató: “Es lo mismo con la arquitectura. Es una cuestión de elevación, después de todo, cualquiera puede llegar alto”.