Oscar Niemeyer, el poeta de la curva
Oscar Ribeiro de Almeida de Niemeyer Soares (Río de Janeiro, 1907),Oscar Niemeyer, el último superviviente de los grandes maestros de la arquitectura del Siglo XX, el poeta de la curva, el pensador polifacético que encantó al mundo con la sinuosidad y la belleza estética de su prolífica obra, ha fallecido a los 104 años en Río de Janeiro.
Tras haberle ganado una sucesión de pulsos a la muerte, ilusionado con celebrar su 105 cumpleaños el próximo 15 de diciembre rodeado por su esposa, Vera Lúcia, sus nietos, biznietos y tataranietos, Niemeyer no ha resistido el último embate de la enfermedad y la vejez. Deja atrás una interminable lista de premios y reconocimientos, entre los que constan el Pritzker de Arquitectura (1987), el Príncipe de Asturias de las Artes (1989) o la Royal Gold Medal del Royal Institute of British Architects (1998).
“La vida es un minuto que pasa deprisa”
Niemeyer, el hombre centenario que nunca claudicó, el comunista irredento, mantuvo su actividad hasta los últimos días. En su maravilloso estudio ubicado desde hace más de 50 años en la última planta del edificio Ypiranga, en la avenida Atlántica, bañada por la legendaria playa de Copacabana, el arquitecto solía recibir semanalmente a grupos de amigos para debatir sobre las más variadas disciplinas.
Allí seguía supervisando y firmando proyectos junto a su fiel equipo de colaboradores; allí despachaba la correspondencia que le llegaba desde medio mundo, como el paquete remitido por Fidel Castro hace cinco años desde La Habana que, en un guiño cómplice y socarrón, contenía los guantes de un famoso campeón cubano de boxeo.
Niemeyer se casó por segunda vez a los 98 años y hasta su última hospitalización no renunció a sus pequeños placeres diarios, como la copa de vino del almuerzo. Su salud parecía a prueba de obuses hasta que hace un par de años su médico le obligó a abandonar los cigarrillos que tanto echó de menos hasta el último segundo.
“No tengo cien, tengo 60 años. Si hoy hago todo lo que hacía con 60 años, entonces tengo 60 años”, respondió con sorna en julio de 2007, cuando le preguntamos por la sensación de llegar al siglo de vida. Y a ello añadió, con la sencillez de los grandes de verdad: “La vida es demasiado corta, es un minuto. Un minuto que pasa deprisa”.
Niemeyer, el arquitecto idealista
Con sus mas de 100 años de edad tiene Niemeyer tuvo tiempo de ver y crear obras maestras. Considerado el arquitecto más famoso de Brasil, Oscar Niemeyer (Rio, 1907-2012) llegó tarde a la arquitectura (comenzó la carrera estando casado). Tras ensayar los trazos rectilíneos del Movimiento Moderno en sus primeros edificios de los años treinta, decidió tropicalizar ese estilo sencillo, pero recto, demostrando que el material del siglo XX, el hormigón armado, además de sujetar podía también expresar.
Niemeyer apostó por la humanidad de la curva y la plasticidad de las formas libres y vivió lo suficiente para convivir con su herencia. Contempló su propio renacimiento en generaciones posteriores, que derivaron de sus pliegues los estilos con los que se inició este siglo, sin que él mismo hubiera, en ningún momento, dejado de construir.
Curiosamente fue un templo lo que le reportó fama mundial. Corría el año 1940 cuando la iglesia de San Francisco frente al lago de Pampulha, en Belo Horizonte, habló de forma económica, pero no barata y sí monumental, de un mundo más sencillo y, acaso, más natural.
Con todo, y tal vez como la propia ideología comunista, Niemeyer ha sido un arquitecto sumamente idealista y, sin embargo, dictatorial. Sin duda un gran artista plástico, un proyectista pionero de la forma libre, pero también alguien capaz de sacrificar la sombra de los peatones, bajo un clima tropical, en pos del altísimo valor plástico de sus edificios recortados en medio del sertao.
Niemeyer unos de los 10 arquitectos mas famosos y prestigiosos del mundo
En 1980 Oscar Niemeyer anunció que iniciaba su última fase como arquitecto. Empezó entonces a trabajar en el Memorial de los amigos ya muertos, como el antiguo presidente Juscelino Kubitschek, erigido en Brasilia.
Esta fase final se ha prolongado más de treinta años. Y ha resultado una de las más sorprendentes del genial proyectista. Niemeyer renació en Niteroi, frente a la playa de Ipanema. Un platillo volante de suelos fucsia y perfil más que fotogénico lo hizo resucitar para la vanguardia arquitectónica.
Hoy, como quien está en la cúspide de su carrera, y con el zarandeado Centro Niemeyer —que donó a la ciudad de Avilés— todavía fresco, el arquitecto centenario tenía sobre la mesa proyectos en La Habana, Rosario (Argentina) y hasta un estadio para el mundial de fútbol de 2014, que se celebrará en Brasil. Allí, en el 3940 de la Avenida Atlántica, frente a playa de Copacabana, ha trabajado hasta el final. Sin apenas moverse de la planta décima donde está su casa ha sido capaz de construir por todo el mundo.
Niemeyer, poeta del hormigón armado
Las formas de la mujer, la ciudad de Río y los vaivenes de la política son las curvas que han inspirado la monumental obra, en generosidad y en tiempo, de Oscar Niemeyer (Río de Janeiro, 1907). Una obra en la que, así lo decidió el artista un buen día, la vida manda sobre la arquitectura. Y esa premisa inspira sus 457 construcciones dispersas por todo el mundo. Entre otros, el primer edificio del artista en España, el Centro Cultural Internacional de Avilés (Asturias), hoy en construcción.
La revolución de las formas instigada por Oscar Niemeyer está ligada a su descubrimiento de la capacidad moldeable del hormigón armado. Así se puede ver desde sus primeros trabajos fechados en 1936, como la sede del Ministerio de Educación en Río. Aunque es con el proyecto de la sede de la ONU, en 1940, cuando ensaya a fondo con las posibilidades del hormigón.
Cien años de amor a las curvas
El modernismo de Oscar Niemeyer está caracterizado por su famoso culto a la curva, pero también, precisa el comisario, por su afán de integrar sus construcciones con el entorno. La vegetación está siempre integrada y es cómplice de los edificios y del uso que se les va a dar.
Las grutas naturales, por ejemplo, forman parte de sus edificios más emblemáticos. El conjunto arquitectónico, sede de la Bienal de SãoPaulo, es un claro ejemplo de esta forma de trabajar.
El primer edificio que Oscar Niemeyer ha creado para España, el centro cultural de Avilés, es también una forma de mostrar sus últimos ensayos tecnológicos. En él ha utilizado la silicona para conseguir eludir las líneas rectas en las cúpulas.
genial arquitecto y excelente persona